26/3/10

DE LA ALOCUCIÓN DEL PAPA DESPUÉS DEL VÍA CRUCIS DE

ESTE VIERNES SANTO: UN LLAMADO A SUPERAR NUESTROS LÍMITES QUE NOS PARALIZAN
En el silencio que envuelve esta noche, en el silencio que envuelve el Sábado Santo, tocados por el amor sin límites de Dios, vivimos en la espera del alba del tercer día, el alba de la victoria del amor de Dios, el alba de la luz que permite a los ojos del corazón ver de modo nuevo la vida, las dificultades, el sufrimiento. Nuestros fracasos, nuestras desilusiones, nuestras amarguras que parecen marcar el derrumbe de todo, quedan iluminados por la esperanza. El acto de amor de la cruz confirmado por el Padre y la luz fulgurante de la resurrección, lo envuelve y lo transforma todo. De la traición puede nacer la amistad, de la renegación el perdón, del odio el amor. Concédenos, Señor, llevar con amor nuestra cruz, nuestras cruces cotidianas, en la certeza de que éstas están iluminadas con el fulgor de tu Pascua. Amén

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